sábado, 21 de diciembre de 2013

¿Tienen los blogs un elemento narcisista?

María José dice que el blog le parece narcisista. Un amigo le dio la dirección de su blog para que la leyera poco después de conocerle. “Yo no me imagino dándole a un amigo que acabo de conocer un tomo con mi diario íntimo. Toma léetelo de arriba abajo y así conoces todas mis hazañas.” Alguna vez leí que los blogueros son más sensibles que el común de los mortales. La afirmación era de un bloguero.

No podemos olvidar que el blog es un escaparate donde el autor vierte sus textos en público. La idea de hacerse público lleva consigo muchas cosas que antes estaban reservadas a la aristocracia. Yo admito que una de esas cosas es el ego.

El blog vierte tu subjetividad para un público que, al igual que el de una novela no está delante, y puede que no lo esté nunca. Una amiga periodista decía que el blog para ella era la inmediatez. En su revista, los artículos pasaban por muchas manos y acababan archivados o publicados semanas después. El blog tiene un botón; cuando lo aprietas, el texto deja de ser tuyo. El blog también se diferenció por lo fácil que hizo la respuesta. Los comentarios se pueden administrar, o borrar. Pero algunos blogueros se dedicaban a escandalizar para competir por cuantos comentarios conseguían.

Escribir tiene un elemento de exibicionismo intelectual. Uno posa en las fotos para salir con su mejor cara, y también posa en su blog. Pero no siempre sale la cara que queremos dar. Y ese debate que abrieron los blogs como medio de cultura me pareció terriblemente fértil. Escribiendo para un lector invisible te ponías retos que no te hubieras puesto en tu vida privada. Había que cuidar la ortografía. Nadie perdonaba nunca un acento. Había que cuidar el tono. Y descubrías que eras capaz de mucho más de lo que habías pensado antes de ponerte a escribir. Tenías el estímulo de un público exigente aunque ese público no existiera y el contador de visitas de tu blog se empeñara en anotar diez visitas al día. Porque no sabías quienes eran esos diez anónimos.

Con el tiempo los contadores de visitas se fueron haciendo estables. Todo el mundo conseguía más de doscientas visitas al día, o presumía de conseguirlas. Pero nadie conseguía ganarse la vida con los blogs. Eran una labor dura y en las quedadas de blogueros admitíamos que salvo dos o tres casos famosos, el resto regalábamos nuestro tiempo.

Eso y las redes sociales acabaron con la época de mayor auge de los blogs.

Pero los blogs siguen ahí como herramienta para publicar contenidos. Son un medio para llegar a otros. Son un medio para ponerte retos, porque hablas para los demás y te sometes a la mirada crítica de los demás. Y algo que no tiene la página web, los blogs son un medio de organizar tus contenidos. Lo más reciente siempre es lo primero. Todo lo que escribes tiene un día y una hora.

El correo electrónico, la presentación de powerpoint, o el mensaje de whatsapp tienen un mecanismo de proliferación diferente que ahora llaman viral. Se parece mucho al chiste o al antiguo romance porque nadie sabe quién lo puso en circulación, pero todo el mundo lo conoce. El correo, a diferencia de la página web o el blog no es público, es compartido entre dos personas con mensajes de ida y vuelta; y el miedo al ridículo desaparece al eliminar la firma. No se puede contrastar la información y lo que se dice no necesita pruebas ni referencias porque no se menciona, casi nunca, la fuente.

Parece que todavía no se ha llegado a una fuente de información tan creíble como el periódico. Pero hay que calcular a que quiere uno renunciar. Leyendo el blog hay que soportar, a veces, el ego del autor. Leyendo correos virales, como en la guerra, la verdad es, a menudo, la primera baja.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Dos hombres y medio y las contiendas narrativas

Los humanos tenemos un punto que va más allá de la mera historia y del recuerdo. Si conoces a cualquier persona un poco a fondo ves que tiene un relato. Un relato no es sólo un recuento de hechos, para eso está la crónica, el informe.  La narrativa tiene sus reglas y hay relatos que funcionan y relatos que no funcionan. La historia de un perdedor que se abre paso en su mundo y escala hasta la cima aunque nadie cree en él es una fórmula narrativa que funciona casi siempre. Otras fórmulas funcionan peor. La cuestión es que uno vive su vida como una fórmula narrativa. ¿Soy un pobre humilde que se abrió paso en la vida hasta llegar a conseguir su sueño? ¿Soy un tipo listo que compró preferentes y se metió en una hipoteca antes de la crisis y luego se llevó su merecido y cayó en lo más bajo? Las dos fórmulas valen, pero la segunda no conmueve en primera persona. La historia de la derrota está bien para un secundario, para el jefe malo, para el amigo envidioso.

Las narrativas complejas, las divertidas, son las que barajan dos proyectos. En la cigarra y la hormiga, cada uno de los dos tiene un plan, vivir al día y disfrutar el momento, o vivir pensando en el mañana. El placer de la historia está en que uno de los dos tiene el proyecto bueno y el otro está completamente equivocado. El placer está en que la hormiga puede acercarse a la cigarra y decirle “ya te lo había dicho”. El “ya te lo había dicho” es el final feliz de la narración. En cambio, la vida no tiene cortinilla de final, salvo la muerte. La cigarra en el mundo real no puede escuchar la lección porque no está ahí. En el mundo real los finales felices son temporales. La hormiga guarda trigo para el invierno, pero entonces el gobierno sube el impuesto del trigo y devalúa el valor de los ahorros de las hormigas y la cigarra descubre que más cuenta le trae volver a pasarse cantando el siguiente invierno. Entonces la cigarra le dice a la hormiga “ya te lo había dicho”. Y la historia no acaba ahí, porque queda otro invierno, y otro.

Cuando estuve en Estados Unidos descubrí, algo sorprendido, que el americano no compite nunca por pasar delante o por un asiento. En Madrid, se disputa el asiento a un jubilado si hace falta. La segunda cosa que me traje de Estados Unidos fue la afición a la serie “Dos hombres y medio.” Charlie y Alan, dos hermanos, confrontan dos formas de vivir a la vida. El primero se divierte mientras el segundo sufre y se preocupa, el primero ignora a los demás y el segundo vive para los demás, el primero se arriesga y el segundo tiene miedo. Me pareció una una lucha de hilos narrativos con un toque profundamente americano. Porque a veces pierde uno, casi siempre Alan, a veces pierde el otro; pero pueden ceder cortesmente el triunfo de su “proyecto narrativo”. Cuando hablo con un español, de vuelta en Madrid, no puedo imaginarme semejante elegancia cediendo el asiento. Me cuesta  imaginar a un español que no ha triunfado y no ha dicho "ya te lo había dicho", o está por decirlo.

jueves, 29 de agosto de 2013

Obama's speech on the 50th anniversary of the March on Washington





"To secure the gains this country has made requires constant vigilance, not complacency. Whether it's by challenging those who erect new barriers to the vote or ensuring that the scales of justice work equally for all in the criminal justice system and not simply a pipeline from underfunded schools to overcrowded jails -- (applause) -- it requires vigilance."
[...]
Dr. King explained that the goals of African-Americans were identical to working people of all races: decent wages, fair working conditions, livable housing, old age security, health and welfare measures -- conditions in which families can grow, have education for their children and respect in the community.
[...]
What King was describing has been the dream of every American. It's what's lured for centuries new arrivals to our shores. And it's along this second dimension of economic opportunity, the chance through honest toil to advance one's station in life, that the goals of 50 years ago have fallen most short.
[...]
And so as we mark this anniversary, we must remind ourselves that the measure of progress for those who marched 50 years ago was not merely how many blacks had joined the ranks of millionaires; it was whether this country would admit all people who were willing to work hard, regardless of race, into the ranks of a middle-class life.
[...]
And our politics has suffered. Entrenched interests -- those who benefit from an unjust status quo resisted any government efforts to give working families a fair deal, marshaling an army of lobbyists and opinion makers to argue that minimum wage increases or stronger labor laws or taxes on the wealthy who could afford it just to fund crumbling schools -- that all these things violated sound economic principles.

We'd be told that growing inequality was the price for a growing economy, a measure of the free market -- that greed was good and compassion ineffective, and those without jobs or health care had only themselves to blame.
[...]
And then there were those elected officials who found it useful to practice the old politics of division, doing their best to convince middle-class Americans of a great untruth, that government was somehow itself to blame for their growing economic insecurity -- that distant bureaucrats were taking their hard-earned dollars to benefit the welfare cheat or the illegal immigrant.

domingo, 18 de agosto de 2013

Tertulias literarias en Estados Unidos

En Estados Unidos la red social de kedadas se llama meet up. Hay cientos de quedadas en cada ciudad cada día. Los desconocidos quedan para jugar al monopoly, para speed date, para caminar, para bailar, y para hablar de literatura.

Las tertulias culturales son temprano y nunca duran más de dos horas. El organizador pone una hora para acabar, y nadie se queda mucho más allá. Fui a tertulias de tres a cinco, de cinco a siete; la más tardía empezó a las siete.

El americano tiene un punto comedido que le asemeja al británico. No pone gran emoción en sus exposiciones y está encantado de ceder la palabra. Es difícil que haya una estrella en una tertulia; nadie quiere llamar mucho la atención. También es difícil que alguien se quede callado a menos que quiera quedarse callado. Se invita siempre a participar al que menos ha hablado, y nadie le interrumpe. Es como si cuanto más rato está en silencio, más puntos acumula el contertulio para su intervención. Se escucha más al que más ha escuchado.

Las tertulias son tan variadas que hay una cierta especialización. Fui a tertulias de creadores que querían opiniones sobre sus escritos. Para no perder tiempo dejaban el texto publicado en la web de meet up y no se leía en público. También había quedadas de lecturas, donde se programaban libros para comentar. La tertulia de comedia explotaba solo el aspecto humorístico de los textos y no se hablaba de ningún elemento de estilo que no estuviera al servicio de ese objetivo. En la tertulia de Arlington Writers se abordaba un enfoque cada semana, en una se leían textos, en otra se hacían ejercios, y en la que yo asistí, los profesionales explicaron a los principiantes como se entraba en el mundo editorial. Mi tertulia favorita era la tertulia de filosofía. El marco del patio interior del Smithsonian de Foster acogía un grupo variopinto, especialmente de científicos que hablaban de "dead philosophers". Tenían un sesgo americano de entender la filosofía, eran prágmáticos y liberales, aceptaban otras creencias y daban la sensación de aprovechar intelectualmente aquellas dos horas de domingo.

domingo, 4 de agosto de 2013

Dinero

En Washington los mendigos te piden el cambio que llevas en el bolsillo como si quisieran hacerte un favor. Las camareras redondean las consumiciones para arriba y esperan que añadas dinero de papel como propina. Los americanos se comportan como si ellos pintaran el dinero en vez de ganarlo. Claro que, si uno mira con lupa lo que significa "quantitative easing", es verdad que lo pintan.

Los funcionarios se jubilan con treinta años de servicio. Si has trabajado para el estado es fácil retirarte a los cincuenta y cinco. Salvo alguna reliquia nostálgica como los Lincoln o los Buicks, no he visto ningún coche viejo. Conducen muchos cuatro por cuatro. Nadie tiene un turismo como en Europa. Los coches brillan tanto que ninguno parece tener más de un año. Cualquiera diría que en vez de limpiarlos, compran uno nuevo cuando se manchan.

Los locales de moda tienen colas larguísimas. Los restaurantes no tienen mesas libres y las colas del Starbucks no son para tomar café y aprovechar el wifi. Las mesas se copan demasiado pronto. Las colas son para comprar, por cuatro dólares, un café para llevar. El café y la cerveza son lujos en América.

Comer, en cambio es barato. Las farmacias venden comida, el Seven Eleven ofrece café como el bar de la esquina, productos de la tienda de ultramarinos, la heladería, la tienda de chuches. Los restaurantes de comida rápida también tienen colas para llevar. Sufren la competencia de algunas camionetas extravagantes que ofrecen comida en la calle de doce a dos. La esquina de la 12th y la G reune la mayor aglomeración que conozco. La ración individual es casi el doble de lo que en España llamamos ración individual, y sale bien de precio.

martes, 30 de julio de 2013

Zizek

En el hoy difunto ‘socialismo realmente existente’ de la Europa Oriental, la escisión era la que existía entre un ritual público de obediencia y una distancia cínica privada, en tanto en Occidente el cinismo, en cierto modo, se redobla: públicamente simulamos ser libres mientras que en privado obedecemos. En ambos casos, somos víctimas de la autoridad precisamente cuando creemos que la hemos embaucado: la distancia cínica está vacía, nuestro verdadero lugar se encuentra en el ritual de la obediencia o, como lo expresó Kurt Vonnegut en su Madre Noche: ‘Somos lo que simulamos ser, de modo que debemos tener cuidado con lo que simulamos ser’.

¡Goza tu síntoma!
Slavoj Zizek

martes, 16 de julio de 2013

Swamps

Before his presidency was over, Adams was compelled to leave Philadelphia to set up his government shop in the new, barely begun capital of Washington, where the vast, endless streets, which mostly contained no buildings of any kind, were unpaved, muddy cesspools in winter, waiting for summer to transform them into mosquito-infested swamps. Washington, in fact is built on a swamp and, then and now, specialized in gigantic cockroaches, which terrified Abigail, Adam's wife.

Paul Johnson "A history of the American People".

jueves, 27 de junio de 2013

The Mall



Museums and Galleries
Arthur M. Sackler Gallery 9
Arts and Industries Building 4
Freer Gallery of Art 10
Hirshhorn Museum 3
National Air and Space Museum 2
National Gallery of Art 1
National Museum of African Art 5
National Museum of American History 11
National Museum of the American Indian 6
National Museum of Natural History 7
Smithsonian Castle 8
United States Holocaust Memorial Museum 13

Monuments and Memorials
Franklin D. Roosevelt Memorial 20
Jefferson Memorial 15
Korean War Veterans Memorial 19
Lincoln Memorial 21
Vietnam Veterans Memorial 18
Washington Monument 12
World War II Memorial 17

Parks and Gardens
Tidal Basin 16

Official Buildings
Bureau of Engraving and Printing 14

White House



Galleries
Corcoran Gallery of Art 7
Renwick Gallery 5

Squares
Lafayette Square 3
Washington Circle 17

Historic Buildings
Daughters of the American Revolution 9
Eisenhower Old Executive Office Building 6
George Washington University 15
Hay-Adams Hotel 4
Octagon 8
Watergate Complex 18

Official Buildings
Department of the Interior 11
Federal Reserve Building 12
National Academy of Sciences 13
Organization of the American States 10
State Department 14
Treasury Building 2
The White House 1

Performing Arts Center
Kennedy Center 19

Church
St. Mary’s Episcopal Church 16

Old Downtown



Museums and Galleries
Carnegie Library Building 14
International Spy Museum 19
National Building Museum 22
Smithsonian American Art Museum and National Portrait Gallery 18
National Museum of Women in the Arts 13

Statues and Fountains
Benjamin Franklin Statue 8
Mellon Fountain 1

Aquarium
National Aquarium 0

Historic and Official Buildings
FBI Building 5
Ford’s Theatre 15
Martin Luther King Memorial Library 16
MCI Center 20
National Archives 2
National Theater 12
Old Post Office 7
Ronald Reagan Building 6
Willard Hotel 11

Districts, Streets, and Squares
Chinatown 17
Freedom Plaza 9
Pennsylvania Avenue 4

Memorials
National Law Enforcement Officers’ Memorial 21
US Navy Memorial 3

Georgetown




Historic Buildings
Dumbarton Oaks 13
Georgetown University 9
Old Stone House 5
Tudor Place 10
Washington Post Office 7

Streets, Canals, and Harbors
Chesapeake and Ohio Canal 4
M Street 6
N Street 8
Washington Harbor 1
Wisconsin Avenue 2

Churches and Cemeteries
Grace Church 3
Mt. Zion Church 11
Oak Hill Cemetery 12

Capitol Hill




Historic Buildings
Folger Shakespeare Library 2
Library of Congress 1
Sewall-Belmont House 4
Union Station 13
US Capitol pp 5
US Supreme Court 3

Museums and Galleries
National Postal Museum 14

Market
Eastern Market 12

Monuments and Memorials
National Japanese American Memorial 7
Robert A. Taft Memorial 6
Ulysses S. Grant Memorial 8

Parks and Gardens
Bartholdi Park and Fountain 10
US Botanic Garden 9

Church
Ebenezer United Methodist Church 6

miércoles, 26 de junio de 2013

Fairness


I have always been of the opinion that fair or good are most probably concepts indifferent to the universe. I am also starting to think they are indifferent to most human affairs.

The discussion started with Tom and goes back some time. I feel I have the same opponent with different faces whenever I talk with social democrats. He said that the income of managers and CEOs had increased in the last decades outrageously whereas the salaries had been growing in single digits. His conclusion was that there was no limit for the top men’s wealth and they would end up destroying the whole system with their greed.

It reminded me of Greg’s opinion. Plainly explained he said that the huge amounts that wealthy people earned were simply unfair as long as other people were in need. It also harked back to my eldest brother who sustained that the debt could be payed off just by fighting fraud.

I saw the left especially strong when the topic came to the rich. Many things could be argued about, but riches was a sin they were not ready to tolerate.

I found Tom’s opinion arguable. Thinking that the Western world was going into decline just because it would not be able to pay its big fish was an extrapolation of what was going on with the public sector. Civil servants were untouchable, managers were not.

From an economic point of view a company should invest its profits as well as it could, whether it was research, technology, or managers, or whichever other asset. Tom wanted to set limits to the biggest wages. Probably Greg would have applauded, why should one person in the same company earn more than, say, one hundred times the lowest salary?

The answer looked simple to me. Why should not the company set the same limit to technology? We might as well limit the amount that a company spends in computers. But it is not going to help.

Sad as it may look, companies need the best people for certain tasks and being sparing in that area can make the company in the long term lose a lot more than it would save. And however unfair it may seem, changing the company’s top staff for an inefficient one will not improve the numbers on the spread sheets.

domingo, 2 de junio de 2013

Tertulia o charla de taberna

Chesterton fue católico, Chesterton creyó en la Edad Media de los prerrafaelistas (Of London, small and white, and clean), Chesterton pensó, como Whitman, que el mero hecho de ser es tan prodigioso que ninguna desventura debe eximirnos de una suerte de cómica gratitud. Tales creencias pueden ser justas, pero el interés que promueven es limitado; suponer que agotan a Chesterton es olvidar que un credo es el último término de una serie de procesos mentales y emocionales y que un hombre es toda la serie. En este país, los católicos exaltan a Chesterton, los librepensadores lo niegan. Como todo escritor que profesa un credo, Chesterton es juzgado por él, es reprobado o aclamado por él. Su caso es parecido al de Kipling, a quien siempre lo juzgan en función del Imperio Británico.
Borges. “Otras Inquisiciones” 1952.

Triste destino el de Borges, verse condenado a la misma pena que no quiso para los demás. Creo que ningún autor en lengua castellana se merecía un premio Nobel como Borges. También sé que tenía escasas posibilidades de recibirlo por su posicionamiento político. La academia sueca le juzgó por su credo, no por toda la serie de procesos mentales y emocionales que era él, una de las grandes individualidades de la literatura del siglo XX.

En la última tertulia de El Farolillo Rojo anoté que no me parecía “una charla de taberna”. Pero no encontré una explicación para diferenciar la charla de taberna de algo especial como una tertulia. Borges me da las palabras. La tertulia es el lugar donde queremos saber que camino ha recorrido el otro, no su punto de llegada. Queremos saber las vivencias, no la bandera. Sabemos que en cada uno de los que se sienta a compartir hay un pasado, un mundo de lecturas, de emoción, de tensión. Queremos oírle, no juzgarle, queremos conocer, no etiquetar.

Dice el proverbio indio que no se debe juzgar a un hombre sin haber caminado diez millas con sus mocasines. Dice Antonio Costa, en su último artículo, que no vale un resumen de dos líneas de Ana Karenina para lo que llevó una vida entera escribir, dice, citando a Jasmina Tesanovic, que la política es idiota porque simplifica y polariza. Dicen los buenos profesores de ciencias que no les interesa el número, o la solución, al final del problema, que quieren conocer los procesos mentales que han llevado a ese guarismo.

Una vez oí decir a un profesor de un taller de literatura después de una clase, tomando unas cervezas: “yo jamás aceptaría un amigo que tuviera esa posición ideológica.” Quizá pensó, igual que Sartre, que la literatura no es inocente, que es un arma en manos de una clase social, y que solo puede existir desde un compromiso, desde una determinada conclusión, desde un juicio, desde un resultado del problema, desde una bandera. Yo solo sé que por un momento, oyendo a aquel profesor de un taller de relato carísimo, pensé que no estaba dentro de una tertulia. Sentí que estaba en una taberna.

lunes, 27 de mayo de 2013

La curva de Laffer

Laffer es uno de los argumentos que usan los liberales, igual que se usa a Thatcher o el crecimiento de Chile en Sudamérica. La idea viene a ser la siguiente; La presión fiscal, cuando es alta, o cuando es injusta hace que la gente se vuelva a. defraudadora, o b. indolente y beneficiaria de un subsidio.



Dibujo su idea en una servilleta que ahora es una pieza de museo. En un extremo del gráfico estaba un estado sin impuestos, en el otro un estado donde todo va a parar al estado. En los dos ejemplos, dijo Laffer, la recaudación es igual a cero. Si trabajar sirviera, sólo, para dar al estado nadie trabajaría. La reflexión viene a decir que existe un nivel optimo entre el cero y el todo en el que los impuestos hacen bien su papel. También defendió un tipo impositivo único en contra de los tipos variables.

Hoy Laffer estuvo en España.

miércoles, 1 de mayo de 2013

El Secreto

A mi me explicaron mal la teoría platónica de las ideas. No sé a ustedes, pero estoy seguro de que a mi me la explicaron mal. Escogieron este ejemplo, “Pongamos la idea de una mesa, esa mesa tiene otra mesa más perfecta en el mundo de las ideas”. Si a alguien le explicaron la teoría de las ideas con una mesa como a mi, seguro que aún la recuerda como una pérdida de tiempo. ¿Era tanto pedir que pusieran un ejemplo imaginario? No se, la idea de lo justo, la idea de lo excelente, la idea de lo bueno y lo malo. En esas ideas, Platón nada como pez en el agua. Mi profesor, en cambio, se paso todo el trimestre hablando de una mesa.

Las escuetas páginas de El secreto, vienen a resumirse en una idea que sería la Ley de la Atracción. Pensar en algo lo atrae. El problema es que odiar es pensar y también atrae. Si dedicas esfuerzos a evitar la guerra, tendrás guerra; en cambio, si piensas en la paz, la cosa puede ir mejor. Hasta aquí es fácil conectar con la autora. Si uno piensa en la persona que odia, la hace más fuerte, si la ignora puede que incluso deje de molestar. El secreto, o mejor dicho, la Ley de la Atracción, se podría usar con tus manías y ver si puedes limarlas quitándolas, primero, de tu mente.

El problema viene cuando Rhonda Byrne, se cree que puede hacer todo con una receta tan esquelética y le dice al lector que si piensa en dinero aparecerá dinero y que toda la humanidad puede vivir saciando sus sueños y que hay para todos en el planeta. Para ser más gráfica se pone a sí misma de ejemplo. Ella pensó en dinero y se hizo rica. Y es probable que sea cierto, pero todos los habitantes del planeta no tenemos la capacidad de contar una obviedad monumental y vender un millón de libros. El premio es sólo para el que llega primero.

Es una cuestión de ejemplos. El interminable debate parlamentario de nuestros días me parece más de lo mismo. Los gobiernos, sean del signo que sean, usan ejemplos pobres, como la mesa de mi profesor de filosofía. Siempre recortan, porque no queda madera, o no quedan clavos. Siempre es la precaria realidad. Luego está la oposición que habla de justicia, de derechos, de ilusión por el futuro. Y claro, uno escucha a la oposición y se llena de alegría, porque esas cosas, como todo el mundo sabe, y como ocurría a Platón cuando uno lee el original, no se acaban nunca.

domingo, 14 de abril de 2013

Piaget

Comentaba Jean Piaget en uno de sus libros que uno de sus hijos tuvo un desarrollo más lento que la niña que había nacido antes. Buscando una explicación, halló una inaudita que aún me da vueltas en la cabeza. La niña, pensó había nacido con el buen tiempo y eso le permitió moverse y con ello desarrollar las funciones cerebrales y las ideas que surgían de su propio movimiento. El niño, con el frío, estuvo encerrado entre mantas y su cerebro fue más lento.

A veces salgo a correr por salud, o por rutina. Pero siempre tengo esa sensación de Piaget de que mi cerebro se multiplica con el simple acicate de aguantar la marcha o de esquivar un bache. Suelo volver a casa más vivo, y obstáculos que antes de salir me parecían duros, cuando vuelvo son pan comido.

Ha llegado el buen tiempo. Empieza la temporada de jogging.

sábado, 23 de marzo de 2013

Why School?

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Why School? How Education Must Change When Learning and Information Are Everywhere 

        El estado de Nueva York hizo esta pregunta en su test de Geografía e Historia: ¿Que aspecto geográfico impactó en el desarrollo del imperio Gupta?

        La cuestión es: ¿que necesidad tiene un escolar de saber un dato que puede consultar en dos segundos con Google?

        Richardson propone educar a nuestros hijos con otras metas. Por ejemplo valorar que repercusiones puede tener ese hecho en nuestra historia.

        Richardson propone un planteamiento del aprendizaje en el cual el profesor no necesita ser un libro de consulta. Un aprendizaje donde el objetivo no sea llenar una mochila de cosas que uno puede comprar en el lugar donde va.

        El profesor no es el lechero que provee conocimientos. Hace falta otro tipo de modelo, una persona que ayude a aprender, no una que enseñe.

        Hace falta estar preparado para utilizar modelos de cooperación. Hablar con extraños. Ampliar el círculo para obtener lo que buscamos.

        ¿A donde van a parar los trabajos de los chicos? En un mundo interconectado, cada esfuerzo puede divulgarse, o compartirse.

El buldero del Lazarillo

La cultura de mi tiempo me recuerda al buldero de el Lazarillo. los honores y el estatus se ganan usando unos latines que nadie entiende y nadie puede juzgar. No hacía falta saber latín, bastaba imitarlo. Hoy, esos latines podrían ser el inglés. O podrían ser los palabros que todo el mundo se gasta en economía, o los palabros tecnológicos. La cuestión es aparentar que uno domina las cuestiones aunque no tenga ni idea.

        En lo que todo el mundo coincide es en que los alemanes no han caído en la trampa de la crisis. La palabra alemán se ha vuelto un talismán, igual que finlandés se ha convertido en otro de la educación. Son los dos mantras que todo el mundo pronuncia sin ton ni son. Parece que hablar de uno o de otro nos da un billete directo al corazón de la verdad.

        Las discusiones, por lo menos las discusiones de mi sociedad, son campeonatos y liguillas donde todo vale para llevarse la copa. Vale usar latines, jergas tecnológicas, aparentar y pronunciar mantras.

        El premio es un estatus, una sensación de haber dominado en una discusión. El vencedor se lo lleva todo a casa, el aplauso, el silencio de respeto, la ovación, el paseo por el ruedo, las orejas, el rabo; la soledad del triunfo, también eso.