Cuanto más primitivas son, las sociedades evitan aludir a enfermedades, animales, partes del cuerpo, y actos fisiológicos. Como resultado de estos tabúes, las palabras que designan dichos conceptos están en constante cambio. Ello explica, por ejemplo, que las lenguas derivadas del indoeuropeo, mantengan un término parecido para designar el pie, pero no coinciden en el que designa la mano. La palabra derecha es parecida en las lenguas latinas, pero la izquierda no, porque en todas es de mal agüero. La alimaña también ha cambiado de nombre en todas. (VI, 2.2)
Igual que el espectáculo de los toros ha mantenido vivo al toro de lidia, la liturgia ha rescatado del olvido y sostenido el uso de muchas lenguas. Por ejemplo, la pervivencia del quechua se debe a que los misioneros la usaron de lengua franca para predicar en Sudamérica. El sánscrito fue en sus orígenes la lengua sacerdotal de la India. Algunas lenguas sólo se conocen hoy porque fueron lenguas litúrgicas y conserva documentos sagrados, así el godo, el copto, el asvéstico, el umbro. (VI. 5.2)
Eugenio Coseriu. Introducción a la lingüística.