lunes, 29 de abril de 2002

La novela y el cuento

Julio Orgaz acude regularmente a un psicoanalista. Cuando sale de la consulta ve a Marta, de la que poco a poco va enamorándose. Ignora que ella es la esposa de su psicógologo, sabe que quiere llenar con ella el vacío de Teresa.

Carlos Rodó, el psicoanalista, prepara una memoria para entrar a trabajar en el ayuntamiento. Sabe que Julio corteja a su mujer, pero lo utiliza como un medio para acercarse a su esposa.

Julio trabaja en una editorial en la que puede escalar un puesto, pero siempre quiso ser escritor. Tiene que decidir sobre la publicación de un autor desconocido, Orlando Azcárate. Aunque lo envidia intimamente, usa su poder para hundirlo.

La historia de amor que inicia con Marta es usada por él para inspirar una novela que titulará "El desorden de tu nombre".

Julio Orgaz no sabe acabar su historia, baraja indeciso las posibilidades del triángulo sin saber que carta tomar, y contagia a Millas de su indecisión, de su irrealidad.


El desorden de tu nombre es una novela mala o un cuento demasiado extenso. La novela y el cuento no son la misma cosa. Una novela tiene un fondo psicológico, no me parece posible una novela sin un personaje, o muchos. El cuento, no es una novela simplificada, el cuento tiene otro foco de atención, el cuento se centra en una peripecia, o en una indagación, el personaje, la psicología son prescindibles, ajenos a su asunto.

El caso de Millás me parece frecuente, por ejemplo, no hay nada novelesco en "El hombre que fue jueves", Chesterton escribió un cuento larguísimo. "El nombre de la rosa" carece de vida, Eco sólo es interesa nte cuando ofrece su erudición, a mi no me vale como novela, me ilustra, simplemente.

El protagonista, Julio, es despreciable porque quiere hundir a otro autor movido por la envidia. El psicoanalista es una víctima y un traidor. Marta tampoco es inocente.

La inmoralidad de un relato puede ser divertida, o catartica. "El desorden de tu nombre" no es ninguna de las dos cosas. Creo que Millás elige ese plano para alejarse de sus personajes. No quiere ser Julio, ni Carlos, ni tampoco quiere sentir como la esposa. Por eso los hace malos. Esa desconexión juega, de nuevo, en contra de la narración.

Juan José Millás. El desorden de tu nombre

jueves, 25 de abril de 2002

Shakespeare ¿Gay o no gay?

Aunque se casó y tuvo hijos, muchos investigadores sugieren que era homosexual o bisexual, sobre todo porque algunos de sus sonetos de amor, en particular el número 20, parecen estar dirigido a un joven.

La propia mano de la naturaleza te pintó un rostro de mujer
Y tienes, dueño y dueña de mi pasión,
de una mujer el corazón sensible, pero desconoces su mutabilidad
William Shakespeare: Soneto XX.

domingo, 7 de abril de 2002

Invitación a un viaje por la geografía literaria española

EL MUNDO elige siete libros que retratan el espíritu de Barcelona, Bilbao, Madrid, Palma de Mallorca, Sevilla, Valencia y Valladolid

Si alguien quiere divertirse con un puzle, trate de adivinar, antes de leer el artículo que novelas ha elegido el redactor para cada una de estas siete ciudades españolas. Otro artículo del mismo día habla de las novelas de las ciudades estadounidenses. Si quiere hacerse el mismo test, las propuestas son: Los Angeles, Milwaukee, Chicago y Seattle.

Tampoco estaría mal plantear este juego con películas.

miércoles, 3 de abril de 2002

La falta de tesis

Es difícil buscar un sentido a los cuentos de Millás, casi tanto como buscar una intención. Millás no traduce sus ideas a imágenes, sus imágenes mandan y él las sigue sin prejuicios. Millás escribe porque le apetece, su libertad consiste en que no vende sus imágenes a ningún credo ni a ningún contenido. Hay que leer a Millás para descubrir lo que es el placer de escribir por escribir y el de leer por leer.

Suele ambientar sus descubrimientos en nuestra vida cotidiana, nuestras estaciones de metro, nuestros tópicos son el caldo en que nada. Sin embargo no hace una prosa fácil, su palabra justa, su precisión es difícil de igualar.

Cuentos
Juan José Millás

martes, 2 de abril de 2002

La alpujarra en los años 20

«Además de la población humana de nuestra aldea, había que contar con los animales. A cualquier hora del día en que uno paseara por las calles, difíciles y pedregosas, podía oír una voz chillona llamando miso, miso, misiiico. Era una mujer que, desde la puerta de su casa, llamaba a su gato. Muchas mujeres dedicaban buena parte del día a esta ocupación, pero los gatos jamás acudían. Conocían bien la hora en que solía pasar el pescadero con sus capachos repletos, y no necesitaban de ninguna llamada.»

«En su history of the Peninsular War, Napier observa que, aunque los españoles tienen más virtudes y menos vicios que otras gentes, resulta que sus virtudes son pasivas, y sus vicios activos. Es un punto de vista cuya consideración merece la pena.»

«Un país donde muchos andan en escasez y donde comer se convierte en una especie de desafío y extravagancia. Las ancianas, en particular, manifiestan a este respecto esa especie de gazmoñería que en otros países se reserva para el sexo.»


Gerald Brenan. Al sur de Granada.

lunes, 1 de abril de 2002

El caracol

Si hemos de creer a algunos expertos en la creación del mundo, el caracol se ejecutó al final, con las rebañaduras de las partes blandas del resto de la vida, igual que esa tortilla viscosa que los cocineros ahorrativos hacen con el huevo que sobra de rebozar los filetes de merluza. Está compuesto, pues, de virutas albuminoideas, caspicias membranosas, despojos elásticos y migajas celulares conjuntivas. Es el producto de la última expectoración de la maquinaria creadora, de ahí su aspecto visceral. Como el resto de los invertebrados, llegó tarde al reparto del tejido óseo, y hubo que colocarle encima una ensaimada de sarro, llamada concha, que hace las veces de un esqueleto externo.

Pese a sus humildes orígenes, este animal excéntrico, que no servía para nada, logró conquistar un espacio propio entre los cuerpos extraños, no ya trabajando como símbolo de esto o de lo otro en las mitologías partidarias de la lentitud, sino incluso como perversión gastronómica de las clases altas. Se desplaza con un pie ventral muy rudimentario que produce movimientos hipnóticos, por lo que también ha sido utilizado como modelo para la fabricación del Valium 10, el Trankimazín y demás compuestos farmacéuticos productores de esa pe- reza epitelial y calma blastoderma con la que se combaten los trastornos de angustia y la ansiedad.

Tiene un pariente pobre y pulmonado, la babosa, que es en esencia un moco cavernoso. Si le haces la autopsia y observas con atención sus meatos, puedes ver resumido todo el proceso de la creación del universo, igual que de un análisis de orina deduces el riñón. Entonces te das cuenta de que el mundo ha sido hecho por un temperamento obsesivo, muy preocupado de que no faltara de nada. y no falta, pero es evidente que sobra el caracol o al menos su cuñada, la babosa.


Juan José Millás
Cuentos