miércoles, 22 de mayo de 2002

Lucas y Voltaire

-En cuanto a Cicerón -dijo Cándido- ¿También le cansa su lectura?
-Jamás lo leo -respondió el veneciano-, ¿Qué puede importarme el ue haya abogado por Rabirius o por Cluencio? Ya tengo demasiado procesos que juzgar. Me hubiera acomodado mejor a sus obras filosóficas, pero cuando vi que dudaba de todo, saqué en conclusión que estaba en mis mismas condiciones y que para ser ignorante me podía perfectamente pasar sin la ayuda de un vecino.


Cándido es una obra tramposa en muchos sentidos. Es una reflexión tramposa porque habla sobre el optimismo y la posibilidad de que estemos en el mejor mundo de los posibles ofreciendo como ejemplo una peripecia inverosímil y disparatada. Es un cuento tramposo porque nos hace seguir todo ese disparate con el único afán de convencernos como a pardillos.

No entiendo como se ha canonizado este libro. A mi sólo me enseña un par de lecciones que hay que evitar. La primera es que cualquiera no es novelista. Voltaire no consigue ningún tipo de credibilidad sobre lo que narra. No se trata sólo de que los hechos son excesivos, se trata, sobre todo de que no están compuestos. Un lector puede ofrecer su credulidad sobre un imposible cuando este es útil al entramado. Se trata también de que no reciben la atención necesaria. Voltaire inventa tribus americanas, condes europeos y sultanes asiáticos, pero no se detiene en ningúna creación más de una página. Se parece a Lucas cuando viaja por su galaxia inaudita dedicando un fotograma a cada criatura.

Voltaire. Cándido

martes, 21 de mayo de 2002

Ishiguro

A Butler's Quest for Dignity: "The Remains of the Day" by Kazuo Ishiguro

In both its form and content this ventriloquistic novel-- a tragicomic monologue by an idealistic, not unheroic, though sadly self-deceived English butler in his sixties -- proceeds as if the realistic English novel of manners, like Britannia herself, still ruled the waves. In fact, Kazuo Ishiguro's The Remains of the Day is both an homage to traditional English forms and a dramatic critique of them. It implies that the British Empire was rooted in its subjects' minds, manners and morals, and argues, tacitly, that its self-destructive flaws were embodied in the defensive snobbery, willful blindness role-playing and especially the locutions of its domestic servants.

jueves, 16 de mayo de 2002

El otro ojo

A causa de un accidente, el político Gambetta quedó privado de visión en el ojo derecho. En el curso de un viaje por Francia se detuvo en Cahors, su pueblo natal, hospedándose en el hotel de Embajadores. Fatigado, se acostó en seguida, sin quitarse el ojo de cristal que usaba. Al darse cuenta de ello llamó a la camarera, a la que pidió un vaso de agua. Cuando se lo presentó, el político se sacó con naturalidad el ojo y lo echó en el agua. La criada continuaba inmóvil junto a la cama.

-¿Qué es lo que esperas?- le preguntó Gambetta.

-Espero, señor, a que se saque usted el otro ojo.


Luis Aguirre Prado Antología de Anéctotas

domingo, 12 de mayo de 2002

El arcipreste de Hita

Deyermond apuesta por Juan Ruiz de Cisneros como Arcipreste de Hita Antonio Astorga [abc.es]
Es muy posible que el autor del «Libro de buen amor», a tenor de todos los hallazgos, sea Juan Ruiz de Cisneros. Sí hay una influencia oriental en la obra en varios episodios, en cuentos orientales y en aspectos más difíciles de definir. Luce López Baralt ha ejemplificado las semejanzas entre la literatura hispanoárabe y el LBA. Se ha demostrado que en el Libro subyace una corriente intelectual, «el aristotelismo herético», en expresión de Francisco Rico.

miércoles, 8 de mayo de 2002

Un buen resumen

Lo mejor de Warburton es que sabe seleccionar de la historia de la filosofía los problemas más interesantes y sabe evitar lo más árido, quizá por eso deja de lado a Hegel.

La parábola que da nombre al libro no es la más interesante.

De Aristóteles recoge la idea del bien como "término medio". La virtud del ingenio está situada entre el vicio de la zafiedad y el de la bufonería; el valor, entre la cobardía y la temeridad.

Boecio tiene que sortear el probelma del libre albedrío con la predestinación a que nos somete un dios omnisciente. La resuelve diferenciando entre predestinación y presciencia. El tiempo no es igual para dios.

De Maquiavelo no llama tanto la atención su famosa frase "el fin justifica los medios" como la menos famosa de que la moral individual no vale para los gobernantes, o "pluralismo de valores".

Conocemos de sobra la duda cartesiana. Sus pruebas de la existencia de dios valen más como ejercicios mentales que como guías para el hombre de la calle.

Hobbes afirma en su Leviattan que el hombre es malo por naturaleza y que necesita ser limitado por un gobierno. Nos conviene firmar el contrato social porque el hombre en estado natural propende a la guerra y al caos.

Locke dice en su Essay on Human Understanding, que la mente es una tabula rassa donde la experiencia escribe su texto. O en otras palabras, no existen las ideas innatas. En su "Segundo tratado sobre el gobierno civil" justifica la rebelión contra el monarca cuando este no respete los tres derechos básicos (que copio la constitución de los EE.UU.) la vida, la propiedad y la búsqueda de la felicidad.

A Hume debemos uno de los famosos argumentos de la existencia de Dios, la teoría del diseño. Una creación como el mundo exige un gran creador.

Kant acepta de los empiristas (Locke, Hume) que existen juicios sintéticos a posteriori y juicios analíticos a priori. Su aportación son los juicios sintéticos a priori, entre ellos se encuentran los matemáticos. Su fundamentación de la metafísica de las costumbres aporta el imperativo categórico: obra de tal manera que quisieras que tus normas se convirtieran en universales.

Shopenhauer descubre tras las esencias la voluntad, y en el arte el conocimiento de la cosa en sí.

A la moral de Stuart Mill se le llama utilitarista, mide el valor de una norma conforme a la felicidad que esta puede traer (lo contrario de los principios kantianos).

Kierkegaard fue considerado después de su muerte como el primer existencialista. En lo uno o lo otro contrapone la existencia estética a la existencia ética.

Marx propone en "La ideología alemana" que la especialización del trabajo esclaviza y que cada hombre debería realizar muchas labores.

Nietzsche afirma que el mundo vive una moral enferma porque la han redactado los perdedores.

A.J. Ayer se propone en "Lenguaje, verdad y lógica" desmontar la verborrea de lo esencial en la filosofía. Sólo acepta dos tipos de juicios, los analíticos y los sintéticos, y tira el resto a la basura con su principio de verificación. Así destroza la metafísica, y la religión.

Sartre es un paladín empedernido de la libertad. No estamos determinados por nada (ni siquiera por el subconsciente como decía Freud) por lo tanto somos absolutamente responsables. A nuestras mentiras cotidianas las llama mala fe.

Wittgenstein da otro golpe mortal al pensamiento cuando dice que el lenguaje privado no existe, es algo público, y el pienso luego existo cartesiano carece de valor.

John Rawls publica su Teoría de la justicia en 1971. Propone como criterio para evaluar una norma la suposición que se aplique a un mundo donde nadie sabe que lugar le va a tocar. Lo llama la posición original.

Niguel Warburton. La caverna de Platón

lunes, 6 de mayo de 2002

La perspectiva

Los mitos no se pueden abordar a la cara. Quizá sea que hablar de las cosas las rebaja, y se les pierde el respeto, lo cierto es que Skármeta quiere hablar de Neruda pero nos cuenta la historia de un cartero que tenía como único oficio llevar a Isla Negra la correspondencia del famoso poeta. La novela habla en primer plano de la vida de Mario, el cartero, y de su amor y conquista de Beatrice, para la cual se vale de la poesía del Premio Nobel, que aparece en un segundo plano. Del mismo modo, los personajes sólo discuten sobre poesía, pero el fondo es político.

El procedimiento me parece eficaz. La literatura no consiente la persuasión, la política no puede evitarla. La única manera de motivar a un lector es no hablarle directamente de aquello sobre lo que se quiere conseguir sus simpatías.

Pero los trenes que conducen al paraíso son siempre locales y se enredan en estaciones húmedas y sofocantes. Sólo son expresos aquellos que viajan al infierno.


Antonio Skármeta. El cartero de Neruda

miércoles, 1 de mayo de 2002

El erizo y la zorra

Dice Berlin que la zorra conoce muchas verdades, el erizo conoce una sola, pero importante. Entre los erizos están Platón, Lucrecio, Pascal, Dante, Hegel, Dostoievski, Nietzsche, Ibsen, Proust. Entre las zorras, Herodoto, Aristóteles, Montaigne, Voltaire, Shakespeare, Erasmo, Goethe, Balzac, Joyce.

Berlin dice además que la libertad asumida es incompatible con la libertad positiva, que quiere añadir valores como justicia o igualdad. Esto último siempre termina en el abuso de poder, que él vivió en la figura de Stalin.

El problema de Berlin comienza con Tolstoi. Este ruso era, por naturaleza, zorra, por convicción, un erizo. Consciente de esta dictomía escribió muchas respuestas intentando no dejar clara su visión. "El erizo y la zorra" aborda especialmente la figura de Tolstoi.

Isaiah Berlin. El erizo y la zorra