miércoles, 11 de febrero de 2004

Cortázar

Era un tiempo en que se leían y escribían muchos relatos cortos en España, pero los relatos cortos tenían que ser de Borges o de Cortázar. Aquí teníamos algunos maestros del cuento, como Ignacio Aldecoa y el propio Cela, mas todos quedaron borrados y barridos por la invasión de estos dos grandes narradores americanos que venían a revolucionar y erigir un género que estaba acabado desde casi el XIX.

El aniversario de Cortázar nos sugería toda una reflexión sobre el relato corto, pero baste con decir que los hispanos dominaban el género por influencia de los yanquis –Capote, Hemingway, etc.– y que en general eran mejores los cuentos que los novelones en trilogía de la América hispana. A mí el que más me gustaba era Alejo Carpentier, embajador de Fidel Castro en París que tenía la embajada en la calle de la Faissanderie. Como que ere el menos esnob y el más confeso en la influencia española del Barroco. Lope de Vega, Valle-Inclán y por ahí. Él me devolvía las visitas en el Palace de Madrid, junto con su esposa, y un día se nos murió el viejo comunista y la revolución cubana se hizo menos literaria porque si Carpentier era la versión escrita de aquel Fidel Castro, Cortázar era la versión escrita del Che Guevara.


Francisco Umbral. El país. 11 de febrero de 2004.