Era apocado. Cuando estaba en Italia, preguntó a otro oficial como él qué debía hacer para conseguir los «favores» de una mujer y anotó con absoluta seriedad los consejos que recibió. Comenzó a asediar a las mujeres conforme a las reglas, del mismo modo que había intentado escribir obras de teatro conforme a las reglas, y se ofendía cuando se percataba de que les parecía ridículo y se sorprendía cuando notaban su falta de sinceridad. Aunque era inteligente, da la impresión de que nunca se le pasó por la cabeza que el lenguaje que una mujer entiende es el lenguaje del corazón, y que el lenguaje de la razón la deja fría. Pensaba que podía conseguir mediante estratagemas y argucias lo que sólo puede alcanzarse con el sentimiento.
Maughan es implacable con Stendhal. Algunos pasajes que cuenta de la vida del autor son idénticos a los de su personaje, Julian Sorel, en “Rojo y Negro”.
William Somerset Maughan, "Diez grandes novelas y sus autores".
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