Era la cuarta vez que Emma dormía en un lugar desconocido. La primera vez había sido el día que entró en el convento; la segunda cuando llegó Tostes; la tercera en La Vaubyessard, y la cuarta ahora; y cada una había coincidido con el comienzo de una nueva fase en su vida. No creía que las mismas cosas pudieran repetirse en sitios diferentes, y teniendo en cuenta que lo hasta entonces vivido había sido malo, era lógico pensar que lo que le quedaba por vivir sería mejor.
Gustave Flaubert. "Madame Bovary".
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