Cuando uno quiere hablar de historia siempre tiene que elegir entre abordar la narración concentrándose en un número de aspectos y personajes para ver su evolución, o ceñirse a cronología para hacerlos entrar y salir de escena siguiendo la sucesión de los hechos. El orden cronológico es el que elige Asimov. El resultado demuestra que es mucho menos claro que el temático.
Como narrador de hechos históricos Asimov se permite muchas libertades. En varias ocasiones afirma como hubiera sido la historia sin tal o cual acontecimiento, en otras ocasiones hace una valoración o un comentario personal que resulta más que discutible.
Y sin embargo, sigo recomendando su lectura. La historia no debería ser patrimonio de la ciencia. Los aficionados que se acercan y la cuentan sin la autoridad de un erudito también tienen su lugar. Todo es cuestión de leerlos sabiendo que no es la última palabra. Como cuando uno escucha una noticia de boca de un amigo.
Isaac Asimov. Los griegos