En la parroquia del Salvador hay un pulpito de jaspe, o de alabastro, que debe valer un dineral; es un pulpito de mucho mérito. Tiene unas esculturas muy cuidadosamente esculpidas y lo remata, por abajo, una cabeza con dos caras, como la de Jano, sólo que de hombre y mujer. El cura le cuenta al viajero la última historia del pulpito.
-Después de la guerra me costó mucho trabajo encontrarlo. Fue a aparecer en Madrid, en un museo. Al principio no querían dármelo, querían darme otro en vez. Un día me fui con un vecino que tiene una camioneta, me planté a la puerta del museo y les dije: Venga ese pulpito, que es mío. Lo cargué en la camioneta y ahí lo tiene usted.
El cura es un cura valiente, decidido, un cura simpático y trabajador que está orgulloso de su pulpito y, en cuanto lo encontró, se lo trajo y en paz.
Cela. Viaje a la Alcarria.