El problema es que creemos existir. Creemos que nuestras palabras son algo sólido y permanente que se queda pegado a nosotros para siempre. Sin embargo, esto no es verdad. Nosotros escribimos en el instante presente. Alguna veces, en una lectura pública, cuando leo poesías mías a extraños me doy cuenta de que, a sus ojos, yo soy aquellas poesías. Pero yo y mis poesías no somos la misma cosa, aunque hable en primera persona. Eran mis pensamientos, mi mano, la situación y las emociones del momento en que escribía. Observémonos. Nosotros cambiamos continuamente. Es una grandísima oportunidad. En cualquier momento podemos abandonar nuestra rígida personalidad, nuestras viejas ideas y volver a empezar. He aquí lo que significa escribir. En lugar de hacemos inflexibles, nos libera.
Natalie Goldberg. El arte de la escritura creativa.