Me cuesta escribir desde hace años. A veces copio cosas como la carta del soldado, a veces estallo en alguna invectiva. Pero escribir es mantener una línea de pensamiento que te lleva a algún lado. Los años de cine me resultaron provechosos, y no he vuelto a recuperar ese ritmo.
Estoy rodeado de personas que escriben y no me gusta el ambiente. A veces pienso que no escriben, pienso que juegan a la lotería y sueñan con un jackpot que les retire; una línea que les de la fama, un poema, un verso. Analizando una novela de Joseph Roth, un compañero comentó que era injusto que el personaje tuviera que trabajar si tenía cultura, la observación resume bastante bien lo que quiero decir. Otros escriben de un modo parecido a como el pavo real extiende su cola. Palabras, palabros, florituras, planos de cine difíciles. La cultura como un desfile de modelos, un conteo de expresiones raras, un alarde de habilidades, una competición en cualquier asignatura artística, me invita a todo menos a quedarme. Quizá por eso busco perdedores en el cine y en la televisión. Me gusta pensar que mis ídolos no hicieron bien la tarea, y que llegaron a ese otro lugar donde quiero que me lleven. No sabría bien definirlo, pero es el lugar donde te lleva un amigo.
Hace años que rechazo casi todos los elogios y me doy cuenta de que no es porque no me los creo. Los odio porque me colocan en una competición en la que no quise apuntarme. La cultura, o el saber de un tema debería ser otra cosa, si quiere seguir teniendo connotaciones positivas.
Llevo desde navidad repasando una colección de Strathern sobre filósofos en 90 minutos. Preferiría más profundidad filosófica y menos anécdota biográfica pero son buenos de aperitivo y la mayoría están salpicados de humor. Hoy me empecé en el metro el de Marx.
“Earlier materialists tended to view sensation and perception in passive terms. (...) For Marx, on the other hand, such perception was an interaction between us, the subject, and the material object. (...) “The question of whether objective truth can be attributed to human thought has nothing to do with theory, it is a purely practical question. The truth is the reality and power of thought, which can only be demonstrated in practice.” This leads Marx to his famous conclusion: “Philosophy have previously only interpreted the world, but the real task is to change it.”
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