Dice Heidegger que la verdad no es una mera unión de un sujeto con un predicado verdadero. Decir que el cielo es azul es una verdad que todos conocemos pero no tiene valor porque no nos revela nada. El valor de la verdad viene de su capacidad de revelar. En ese sentido, Miriam es una jugadora. Sabe que el público anhela saber lo que no ve, y da pávulo a su curiosidad regalándole el pan y circo de un adulterio entre la amiga y la antigua esposa de su exmarido. ¿Está jugando bien en la casa de Gran Hermano?
Como todas las sociedades y grupos humanos, Gran Hermano construye sus propias reglas, algunas escritas y otras no. La consigna de ir de cara, no hablar a la espalda y no ser traidor parece el gran dogma de los realices. Igual de válido puede ser no mencionar a menores de edad, y familiares que pueden sufrir las consecuencias.
Suso apunta en una imagen que no hace falta ir tan lejos con las verdades. No hace falta contar todo a todos. El moderador, Jorge Javier, testigo de que el pez ha mordido el anzuelo, no va a dejar que escape fácilmente. Le pregunta en la gala, la pone contra alas cuerdas, cuestiona la franqueza de la concursante, no va a dejar que se vaya sin afirmar que sabe lo que sabe.
Hay reglas escritas, como la verdad, y reglas no escritas, como la libertad. Miriam Juega mal sus cartas porque no ha dicho lo que ella quiere, ni cuando ella quiere. Ha insinuado en una discusión y es esclava de lo que insinua. Juega mal porque no le hace falta dar pan y circo al espectador para ganar el codiciado trofeo. El público la ha investido mártir de los conflictos y, aunque no lo sepa, el premio es suyo, revele o no revele.
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Freud cuestionó a la sociedad tradicional sacándole los colores con la importancia del sexo. La libido era el motor subterráneo de de los afanes que antes parecían castos. Tenga o no razón, la pulsión que mueve GH es igual de poderosa y no es otra que el dinero. Todos los concursantes conspiran para llevarse el Maletín y aguantan a cambio de una cantidad semanal. Igual que el chiste actúa como válvula del escape para las tensiones sociales hablar del maletín relaja tensiones. Igual que la represión generaba neurosis en los pacientes del doctor austriaco, callar y olvidar lo sencillo que los mantiene allí delante de las cámaras, es fuente, a menudo, de sufrimiento de los concursantes.
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