sábado, 7 de septiembre de 2002

El amor en oriente y en occidente

Ortega y Gasset tiene un ensayo no muy extenso sobre el tema del amor. Dedica un apartado al enamoramiento que desdeña como una obsesión tonta:

Una vez que la atención de una mujer se fija en un hombre, es a éste muy fácil llenar por completo su preocupación. Basta con un sencillo juego de tira y afloja, de solicitud y de desdén, de presencia y de ausencia. El pulso de esta técnica actúa como una máquina neumática en la atención de la mujer, y acaba por vaciarla de todo el resto del mundo.


En El americano impasible, Greene nos presenta a dos occidentales enamorados de Fuong, una vietnamita. Fowler es más viejo y comprende a la chica. Pyle es un americano joven e ingenuo que interpreta todo con una lógica occidental. El americano vive su amor como un deseo de proteger a la joven.

—No es ninguna criatura. Tiene una fortaleza que tú no podrás jamás alcanzar. ¿Conoces ese tipo de acabado que no se puede rayar? Así es Fuong. Es capaz de sobrevivir a diez de nosotros. Envejecerá, nada más. Padecerá partos y hambre y frío y reumatismo, pero no padecerá nunca como nosotros por una idea, una obsesión; no se rayará, se irá solamente consumiendo.

Pero en el mismo momento en que pronunciaba mi discurso y la observaba dar vuelta a la página (una fotografía de la familia real con la princesa Ana), tenía conciencia de estar inventándole un carácter, así como se lo inventaba Pyle.


Leyendo a Greene me pregunto si el planteamiento de Ortega sólo vale para occidente donde el amor tiene mucho de orgullo.

Graham Greene. El americano impasible
José Ortega y Gasset. Estudios sobre el amor